viernes, 8 de abril de 2011

¿Y por qué no me caaabeeee?

     Hace ya bastantes años, cuando aún no teníamos esa facilidad para acceder a un ordenador -y, al internet, ya ni digamos-, me acuerdo de que dos conocidos tenían ordenador. Uno de ellos, FeO, "estudiaba" informática o algo parecido. El otro, el pollo, hacía Formación Profesional -FP- por aquel entonces.

     El caso es que me llama un día FeO a mi casa para ir a la casa del pollo, porque tiene un problema grave con su ordenador -un 486 a 66 Megahertzios (pedazo de máquina para aquella época), creo recordar- y que no puede instalar no sé qué cosa. Bueno, pues nos presentamos allí y nos cuenta que claaaro, es que él tiene instalaaado el Windows 95 -que, prácticamente acababa de salir hacía nada- y que no le cabe el Autocad (un programa profesional de edición de dibujo).

     Se pone el otro a mirar el ordenador del pollo, y éste, con tono lastimero, le pregunta: "¿Y por qué no me caaaabeeeeeee?" El FeO mira el ordenador, revisa, mira otra vez y, al final, le dice: "¡Tío, yo te MATO!"

     Después de soltar "n" (siendo "n" cualquier número superior a 5) improperios, le dice: "pero cómo te va a caber, si no tienes espacio en el disco duro". A todo esto, yo perplejo, pensando (primera vez en mi vida que entendía cómo iba un ordenador) que el disco duro era ilimitado y se podía meter de todo. Pues no. La capacidad de su disco duro era de 250 megas: irrisorio para nuestros tiempos, pero en aquella época, la releche y el tío había metido:

  • Windows 95 ---> 40 megas
  • DOS ---> 6 megas
  • Office 95 ---> 180 megas
  • Juegos ---> 3 megas
  • Juego Nascar Racing ---> 18 megas
  • Autocad (que quería instalar) ---> 30 megas.
     Para todo lo demás, Mastercard

     Ahora, sumad a ver qué os da: efectivamente, amigos, 40+6+180+3+18 ya da 247 megas. Es decir, quedan sólo 3 megas libres. Y el tío burro estaba empecinado en meter 30 megas más dentro de ese espacio. Pues el tío no lo entendía y seguía preguntando con su tono lastimero "¿Y por qué no me caaaaabeeeeee?"

     Al final, consiguió entender que en un disco duro tienes una capacidad determinada. Es como intentar meter un pollo de 3 kilos dentro de una fiambrera de 500 gramos. Así que tuvo que -con gran disgusto- desinstalar casi todo -esto es, el Nascar, los juegos y, además, el Office 95- para poder instalar el Autocad famoso.

     Conclusión: que no aprendió nada, porque al mes o así compró un lector de CD Rom de 24x y el pobre CD Rom casi ni le abría; el pobrecito ordenador casi no tenía potencia ni para abrir el dichoso lector, así que abría muy despacito (cuando abría) y ni leía los discos ni nada. Quizá uno de hasta 4x podría haberlo abierto sin problemas y leído su contenido, pero uno de 24x... y así volvimos a empezar: llamada del señor pollo para preguntar: "FeO, ¿y por qué no me aaabreeeee?"

2 comentarios:

  1. jajaja!!Mi primer ordenador fue un Hewlett Packard que para la época era la caña, pero los gráficos de los juegos comparados con ahora eran penosos.Me compré casi todos los juegos de Lucas Arts (Maniac Mansion, Indiana Jones y la Última Cruzada, Loom, Monkey Island, etc) Dragon's Lair y otros muchos más, y recuerdo que las caras de los personajes eran algo así como 4 píxeles (2 de los píxeles eran los ojos, jajaja!, aunque las historias eran geniales y divertidísimas!!

    ResponderEliminar
  2. Jo, es cierto. Yo los dos primeros ordenadores que conocí fue en casa de amigos: un Amstrad CPC 464 de casette de esos que tardaban una hora en cargar un juego super cutre y, más adelante, un Amstrad 286 DX2 con juegos también cutres, pero que cargaban en "solo" cinco minutos. Y ya te vale a tí también. Si en aquella época los juegos se compraban en el rastro por el módico precio de 100 pesetas, porque los originales ni mirarlos, vamos :P

    Y lo de las historias era buenísimo. Recuerdo juegos tan buenos como el Monkey Island y demás. Joé, qué recuerdos...

    ResponderEliminar