jueves, 7 de abril de 2011

La boda de Darwon y Eza (III)

La cena

     Tras la queimada, la cena en el patio del monasterio, bajo los arcos y con calefactores de exterior, pues hacía un frío que pelaba (de hecho, en un momento concreto, tuve que ir junto con Dentarg al coche a por la cazadora porque me moría de frío. No pegaba con el disfraz, pero, oye, hacía un frío del carajo). El menú fue variado y de tipo minimalista, con platos de una mezcla de sabores exquisita. El menú constaba de:

surtido de miniaturas de la cena... ñam
  • Crema de boletus con daditos de Foie (fuaj para los amigos :P)
  • Ensalada de chipirón de anzuelo en vinagreta de mango
  • Sorbete de Mojito
  • Magret de pato con salsa de moras o bien Medallón de solomillo ibérico con salsa bordalesa
  • Surtido de miniaturas (pastelitos....)
  • Café, licores y mignardises (pequeños y deliciosos pastelillos)
  • Vino blanco Marqués de Irún, d.o. Rueda; vino tinto Martús 2008 y cava 1551 Brut de Codorniu
      Una cena realmente exquisita, aderezada con buena conversación y la visita de vez en cuando de los novios, que se sentaban a nuestro lado mientras Rober2D2 y su cuerno hacían de las suyas...


 El baile

     Tras la deliciosa cena, pasamos a la "discoteca", una especie de cripta, donde empezaron el primer baile: "amor de hombre"; tras eso, varias canciones de los años 60, 70 y algo de los 80 para la gente más veterana hasta eso de la 1:30, que fue cuando algunos se fueron retirando bien al hotel, bien de vuelta a Madrid. A partir de ahí, música más movida de los años 80 y 90 hasta más o menos las 3:30. A partir de ahí, la hermana de Eza se hizo cargo un rato de la fiesta, haciendo varios bailes celtas con los invitados, quienes corrían, saltaban y metían la pata por no conocerse muy bien los pasos en un rato realmente hilarante.

Las espadas de los duelos...
     Una vez acabados los bailes, a eso de las 4:30, se retiró más gente al hotel o de vuelta a Madrid. Después, cuando ya quedábamos poco más que la pandilla y alguno más, así que ya llegó el desbarre entre peleas con espadas de caucho, fotos y más fotos y bailes muy movidos, saltando y chillando. Además, sobre las 4 se había sacado algo para comer: pulgas con jamón cocido que, a esa hora, entraba muy bien.

     Acabada ya la fiesta a eso de las 5, sólo restaba recoger todo lo posible -dragón de vino incluído- y dirigirnos al hotel al merecido descanso de... ¿3 horas? Pero eso, ya para la siguiente entrada.

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